Mariposa: la guerrera alada

Ay mariposa, tú eres el alma de los guerreros
que aman y cantan y eres el nuevo ser
que se asoma por mi garganta

Silvio Rodríguez

Las mariposas son lepidópteros, es decir, insectos peterigógenos holometábolos, que tienen dos pares de alas membranosas, completamente cubiertas con escamas coloreadas microscópicas; en comparación con el tamaño de su cuerpo, sus ojos son enormes, poseen además una espiritrompa o trompa chupadora, que se encuentra enrollada en espiral bajo la cabeza cuando no están succionando néctar.

Las mariposas aparecieron hace aproximadamente entre los 150 y 75 millones de años. A lo largo de su vida presentan una serie de cambios que los científicos han llamado metamorfosis.

Después de la fecundación, la hembra deposita sus huevecillos en las hojas de las que alimentaran sus larvas. Pasado un tiempo, aproximadamente 7 días, de ellos nacerá una oruga. Durante este estado, llamado larvario, la oruga cambiará entre cinco y ocho veces de piel y se alimentará de hojas tiernas.

Después buscará un lugar para construir su casa de seda, ahí permanecerá inmóvil hasta que adquiere la forma crisálida. La crisálida está cubierta por una membrana de quitina, esta gruesa capa logrará protegerla durante el periodo de latencia, en el que se maduraran sus órganos de mariposa.

De ahí emergerá, húmeda; la hemolinfa inflará las venas de sus alas. Y empezará su sugestivo vuelo.

Los científicos las han dividido en dos grandes subgrupos: las mariposas diurnas y crepusculares o nocturnas.

Millones de mariposas revolotean por el Continente Americano tatuando en las membranas del viento el colorido de los miles de especies que lo habitan. Dentro el primer subgrupo, el de las diurnas, se encuentran las Danaus plexippus conocidas con el nombre común de Mariposas monarca.

Entre octubre y noviembre de cada año, millones de ellas emprenden una travesía asombrosa desde Canadá y Estados Unidos hasta las montañas de México.

Se alimenta de una planta llamada «algodoncillo», ésta contiene un alcaloide venenoso que la protege de los depredadores, pues le da un sabor y olor desagradable para ellos. Ahí depositarán sus huevecillos, después de 4 a 12 días emergerá una oruga, se alimentará de la misma planta en la que nació. Cambia de piel y, a la quinta vez, está perfectamente desarrollada, entonces se queda fija en una rama y teje su capullo de seda. Entre 10 y 12 días de maduración la transformarán en una bella mariposa de alas negras y anaranjadas que emprenderá la travesía de entre cuatro y cinco mil kilómetros para llegar a recorrer los bosques del Estado de México y Michoacán.

Existe una generación especial de mariposas que, a diferencia de sus padres o abuelos, logra vivir entre siete y ocho meses, así logra recorrer las grandes distancias hasta el lugar que le permita la maduración sexual, hasta el calor de las montañas michoacanas donde pasan el invierno.

Es su belleza la que obligó a las culturas mesoamericanas a deidificarla. Para las culturas prehispánicas en México la mariposa es el alma de los guerreros que regresan después de acompañar al sol por cuatro años, en su lucha diaria contra la oscuridad. En Teotihuacan, por ejemplo, estuvo representada en narigueras y tocados; compartió importancia con los yaguares, peces, aves, serpientes o simples motivos decorativos que, sobre una capa de estuco y con múltiples colores, se impregnaron en los muros de Teotihuacan. En aquel entonces era colorida lo que hoy es piedra gris.

Tan gris como el futuro de las mariposas monarca, pues se encuentran en peligro de perder su refugio invernal. Cada año disminuye la cantidad de mariposas que migran a México

Amenazada, al igual que muchas otras especies, por el ecocidio capitalista.

Por un lado se encuentra el creciente cultivo de transgénicos en Estados Unidos y Canadá que utilizan gran cantidad de agrotóxicos, hay que señalar que en la ruta de la mariposa se encuentra el llamado «Cinturón de Maíz» (Nebraska, Iowa, Illiniois y Minnesota), ya la Universidad de Cornell desde 1999 había publicado un estudio demostrando que el maíz transgénico insecticida era tóxico para las larvas de la mariposa, pero las grandes trasnacionales productoras de transgénicos (Novartis, Monsanto y Pioneer Hi-Bred), apoyadas por la Agencia del Medio Ambiente (EPA), se apresuraron a desmentir el estudio, aduciendo que era muy poco probable que las larvas consumieran el polen de estos maíces (genéticamente modificados para producir el bioinsecticida Bt), puesto que sólo se podrían encontrar grandes cantidades de polen a unos 15 metros a la redonda de los maizales y que, aun cuando podrían dispersarse más, la cantidad de polen iría disminuyendo. Con eso cerraron el debate y siguieron la producción del transgénico.

Por otro lado la urbanización está disminuyendo la cantidad de asclepias o «algodoncillos» de las que se alimenta, pues son consideradas maleza por los agricultores.

Así mismo, se encuentra la deforestación de las montañas que son refugio de las mariposas monarca, la tala ilegal ha sido devastadora y no existe ninguna posibilidad de detenerla debido a que el gobierno de México no está implementando medidas contundentes que detengan la deforestación y esta se está dando con la complicidad de funcionarios locales y de la policía.

De acuerdo con el investigador Jorge López García, del Instituto de Geografía de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), si no se interrumpe la devastación de los bosques en 2051 sólo quedará un tercio de la masa forestal, puesto que, desde que fue declarada zona protegida en 1986, la deforestación avanza a un ritmo de 3% anual.

El mismo investigador señala que esta situación llevará a procesos erosivos en la zona, arrastrando mayores sedimentos y que disminuirán los manantiales dañando el hábitat de la mariposa.

Bibliografía relevante:

Melo, G. C. y J. L. López G. 1989. «Contribución geográfica al programa integral de desarrollo Mariposa Monarca». Instituto de Geografía, Boletín núm. 19. UNAM. México, D.F., pp. 9-26.

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