Pueblos Ibéricos (V): los Cartagineses
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Al hablar de Cartagineses, el pueblo antiguo con capital en Cartago, hablamos también de Fenicios o, al menos, de los herederos de estos. De hecho, la ciudad de Cartago fue, en sus inicios, una colonia fundada por los Fenicios de Tiro que, en su avance marítimo hacia el oeste, lograron establecer un gran asentamiento comercial en lo que hoy es Túnez. La fecha exacta de la creación de Qart Hadašt (Ciudad Nueva en fenicio) es el 814 a.C. si hacemos caso del relato mítico que nos transmite Virgilio en su Eneida, en el que la hija del Rey Belo de Tiro, Dido, navega a poniente hasta llegar a la localización de Cartago y fundar allí la ciudad. Si, por el contrario, nos fiamos más de los datos arqueológicos, entonces la fundación de la ciudad pudo ser unos años antes, entre el 825 y el 820 a.C. En cualquiera de los casos, esta colonia se convirtió en la metrópoli fenicia más importante del Mediterráneo occidental.
Recordemos que los Fenicios del actual Líbano dominaron el comercio en la mayor parte del Mediterráneo hasta el año 600 a.C., momento en el cual Asirios y Babilonios ejercieron una fuerte presión desde oriente sobre la ciudades de Tiro y Biblos en Fenicia, e iniciaron el declive de esta civilización hasta que en el 574, a.C. Tiro cayó ante las fuerzas de Nabucodonosor I. A partir de entonces, los griegos sustituyeron en el Mediterráneo oriental a los Fenicios en algunas de sus plazas mientras que los Etruscos hicieron lo propio en la zona más occidental hasta la emergencia de Cartago en el siglo VI a.C.
Tras varios enfrentamientos entre etruscos, griegos y cartagineses, en el 537 a.C., tras la Batalla de Alalia, Cartago socavó el poder de etruscos y griegos en el Mediterráneo occidental y para ello se apropió de colonias y puestos militares como las actuales Ibiza (fundada por los fenicios de Tiro en el 653 a.C.) y Cartagena, además de las islas de Sicilia, Corcega y Cerdeña. La localización estratégica de sus plazas y el potencial de la propia ciudad de Cartago, la cual llegaría a alcanzar 400.000 habitantes, convirtió a esta metrópoli en la más poderosa del Mediterráneo hasta la emergencia de Roma en el siglo III a.C.
Los Cartagineses en Hispania
Ni los fenicios de Tiro o Biblos, ni los griegos se internaron o dominaron el interior de la Península Ibérica, algo que sí hicieron los cartagineses, los cuales tenían un afán conquistador mayor. Ya en el siglo IV a.C., las fuerzas de una Cartago bajo un régimen republicano y como la ciudad más grande a este lado de la península Itálica, decidieron invadir el interior de ispnya llegando a dominar hasta el sur del río Tajo y al norte, casi hasta llegar a los Pirineos. A estos nuevos territorios, habría que sumarles los que ya los antiguos Fenicios habían colonizado como el reino Tarteso.
Pero el dominio de Cartago en Hispania comenzaría a debilitarse cuando Roma, que ya había unificado la península itálica en el siglo III, empezó a interesarse por el territorio ibérico. Mientras Cartago aún dominaba el medio marítimo debido a la fortaleza y tecnología de sus barcos, en tierra las fuerzas entre ambas potencias eran similares. Esa situación provocó que tanto cartagineses como romanos encontraran su primer conflicto armado en Sicilia entre el 264 y el 241 a.C. en la Primera Guerra Púnica (Pūnicī es «fenicio» en latín) donde Cartago perdió la isla y, por lo tanto, parte del control del Mediterráneo Occidental.
A partir de ese momento, se sucedieron enfrentamientos entre ambas potencias y la Península Ibérica fue escenario de algunos de ellos. Tras la Primera Guerra Púnica, Cartago tuvo que aceptar un acuerdo con Roma para repartirse el territorio íbero. El general Asdrubal, yerno de Amialcar, estableció al norte del río Ebro el límite para las tropas latinas, y al sur, los dominios cartagineses.

Pero la competencia entre las dos mayores fuerzas del Mediterráneo occidental se vio agravada por el control de la Península Ibérica y ya con Aníbal en el poder, daría comienzo la Segunda Guerra Púnica, entre el 221 y el 201 a.C., que acabaría con la derrota cartaginesa y el inicio del dominio total del Mare Nostrum por parte de los romanos.
Pero, aparte de los avatares del pueblo cartaginés, ¿cuál fue su aporte en conocimientos a la Península Ibérica?
Aunque para muchos esto pueda ser algo más negativo que positivo, los cartagineses, aparte de los romanos, tenían una organización militar bastante eficaz y eso lo copiaron algunos pueblos Íberos.
La actual Cartagena se convirtió en tiempos de Anibal en uno de los lugares donde se explotaban más minerales, especialmente plomo, zync y plata. Allí, sobre yacimientos anteriores Íberos, se fundó la ciudad de Cartago. Como le ocurriera a los fenicios, Cartago tenía también una amplia experiencia en el comercio, la explotación y manufacturación de los recursos naturales y aquello se integró en la sociedad celtíbera.
En cuanto al comercio de los productos que se manufacturaban en la Península Ibérica, éste mejoró gracias a que los Cartagineses poseían una flota más avanzada que los demás pueblos, llegando incluso a las Islas Canarias y británicas. Además del comercio de materias primas y minerales, los cartagineses comerciaron con la pesca al haber mejorado la técnica del salazón del pescado. Esto les permitió construir auténticas factorías pesqueras.
En cuanto al lenguaje, la lengua de los cartagineses tenía su origen en la lengua semítica fenicia, por lo que su aporte fue cimentar los avances lingüísticos que fenicios trajeron siglos antes.
Otro aporte que se piensa que dejaron los cartagineses fue de naturaleza artística. Como decíamos antes, el pueblo cartaginés fue el primero que realmente se integró en la cultura íbera, celta y celtíbera debido a sus aspiraciones conquistadoras, por lo que hubo un intercambio cultural mayor que con los griegos o fenicios. Así, los cartagineses, en cuestión de danza y música, trajeron ritmos orientales que ellos habían heredado de los propios Fenicios de Tiro, Egipcios y otras culturas. Esto ha llevado a algunos a elaborar la teoría de que la danza del Flamenco, en una forma primitiva, tiene su origen en el pueblo cartaginés. Por supuesto, sólo es una teoría que etnógrafos como Antonio Mandly y Blas Infante han lanzado basándose en el análisis comparado de danzas orientales y el propio flamenco.
Pese al paso de casi dos mil doscientos años desde que Roma se hiciera con el control de toda la Península Ibérica, aun hoy, en la ciudad de Cartagena se celebra la festividad de Cartagineses y Romanos, para recordar que Hispania fue el gran campo de batalla de estas dos grandes y belicosas civilizaciones del mundo antiguo.