Juglarías… un poeta en Israel, de Juan Zapato. Vida y literatura
Juglarías, la poesía de los hombres y mujeres que abrazan el devenir vital con intensidad estableciendo ese vínculo maravilloso entre vida y literatura. Y pese a la presión del docto en la torre de su castillo, las juglarías se convierten en clerecías, y los hombres y mujeres que las escriben en sabios de sangre instruída con una analítica sanguínea desbordante de historias y experiencias.
El texto Juglarías, un poeta en Israel, está escrito entre duelos y quebrantos, entre alegrías y entusiasmos y con una prosa poética natural y profunda. La lírica de Juan Zapato, su autor, es realista, a veces agnóstica en cuanto a lo ulterior; otras de poso infantil ante lo pretérito, en otros casos, como en sus relatos, de tono antropológico pero sin la ausencia de una mirada poética. Todo un testimonio vital fundamentado en el tiempo y el espacio de los años que han pasado desde el inicio de la vida del autor en Argentina a la madurez en Israel tras su aliá.
Vida y literatura, elementos inseparables. Textos que nacen del devenir diario y que Juan Zapato ofrece al lector para humanizarse y humanizarnos. Esperanza, a veces casi agotada, la que el autor nos desvela ante el conflicto de su tierra, y saltos a la metáfora vital y a la ataraxia, para descansar de tanto nudo gordiano.
Juglarías, un poeta en Israel es vida, un cuaderno de viaje al fin de al cabo. Es una muestra de cómo Juan Zapato hace literatura de su experiencia escogiendo segmentos de aquel momento y aquel lugar que, por un pequeño capricho del cosmos, destacaron sobre otros para ser contados en prosa o poesía.
Contenidos
Poema Viejo
Una vez más he ido a la búsqueda
de la caja que contiene
las fotografías desordenadas,
las imágenes que conservan
aquellos momentos vividos,
rostros y poses de seres queridos
y otros desconocidos,
los míos, los tuyos, los de ustedes.
Fotos mías de niño, que no me recuerdo.
Tuyas también de niño, de joven,
de tus días del ayer.
Retratos vistos una y otra vez,
escenas que compongo en la imaginación.
Y mientras van pasando, voy hallándote,
aunque me falten las respuestas
y abunden los interrogantes y
el sonido de tu voz haya desaparecido de mis oídos.
Podría parecerme a vos,
quizá demasiado sin habérmelo propuesto
ahora que voy acercándome a tu edad,
con aquellos ojos que retuvieran
tu presencia en mis sentidos,
ahora que soy yo el mirado por el hijo,
ahora que él repite algunos errores míos,
ahora que no sé cómo hablarle para que sea diferente
a nosotros dos.
En tiempo de descuento
intento ser maduro, abandonar la máscara,
arrojarme a los días venideros
sin temores ni cobardías, bancándome lo que venga,
pero porque me lo busque yo
y si quedo en el camino
poder sentirme contento de haberme descubierto.
¿Qué me dejaste?
La bronca de haberte dejado sin mis palabras
cuando discutimos,
el final en un portazo.
La vergüenza de ser pobres
a cambio de ser un buen tipo.
No entenderte y no comprenderme
o tal vez todo lo contrario.
Una cuota de machismo
La afición por ser hincha de futbol
del que no gana cada temporada,
pero ha conseguido todas las glorias.
El amor ilimitado por tu madre.
Estar de pie en la vereda zurda de la Vida.
El corazón
puesto en la alegría de verte jugar con tus nietos.
Las lágrimas que borronean esta hoja.
Vuelvo a recoger las viejas fotografías,
que han de esperar ese día
que nunca ha de llegar,
para ser guardadas prolijamente en un álbum.
La última vez que te vi,
ya no estabas.
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https://latorredebabel.wordpress.com/