Desarrollo personal: relaciones intrapersonales e interpersonales

Desde que Sócrates -en palabras de Platón- dijo aquello de «solo sé que no sé nada«, la introspección interior, reflexión ética y el desarrollo de la inteligencia emocional han tenido mucho trabajo. No es nuestro objetivo en este artículo ofrecer una guía sobre cómo ser feliz, pero si tocar los pilares más importantes de lo que al día de hoy se considera Desarrollo Personal o como potenciar las virtudes, capacidades y aptitudes de las personas y solucionar los posibles defectos.

Lo que hay dentro de mí

Conocerme a mí mismo

El gran filósofo Emanuel Kant tiene en el epitafio de su tumba una frase «lapidaria» sobre los que fueron sus dos objetivos en la vida:

Dos cosas me llenan la mente con un siempre renovado y acrecentado asombro y admiración por mucho que continuamente reflexione sobre ellas: el firmamento estrellado sobre mí  la ley moral dentro de mí.

Otro gran filósofo como lo fue Ortega y Gasset, un siglo después, escribió:

Yo soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo a ella no me salvo yo.

Estas dos frases son solo dos ejemplos que nos ilustran sobre las dos grandes dimensiones en las que nos encontramos los seres humanos: lo que hay dentro de nosotros y la realidad fuera de nosotros.

En este primer apartado, hablamos de cómo gestionar con la parte interna o, al menos, cómo conocer los aspectos más importantes a tener en cuenta para ganar en bienestar.

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La madurez interior

El correr de los años no siempre nos hace más maduros. De hecho, podemos tener comportamientos inmaduros durante toda nuestra vida que han ido profundizando como surcos por donde corre el agua. Cambiar ese torrente es difícil, pero no imposible. No hay una fórmula mágica sino una serie de prácticas intelectuales y morales que se resumen en dos grandes categorías:

  • Detectar los comportamientos inmaduros en relación a las consecuencias que provocan a nivel interior y en nuestro en torno.
  • Una vez detectados, hacer todo lo posible por cambiar los hábitos de pensamiento y las formas de comportarse.

En en sentido, hay posiciones éticas y morales, o estudios específicos en psicología que analizan el problema desde distintas posiciones y ofrecen soluciones. Dependiendo de la sensibilidad de cada persona, unos pueden abrazar unas posiciones y otros otras.

Aceptar la muerte

Es un tema que raramente sale a relucir en las conversaciones entre amigos, por lo que las reflexiones al respecto se llevan en privado.

De forma general, la religión y la filosofía nos han dejado tres posiciones para enfrentarse al eco de la muerte:

  • Creyentes. Los que creen que nada se acaba con la muerte y hay existencia más allá.
  • Ateísmo. Que asegura que tras la muerte física también acaba la vida espiritual.
  • El Agnosticismo. Equilibrio entre ambas posiciones que ni afirma ni niega la vida después de la muerte. Se mantiene en espera de que la razón y la ciencia arrojen luz al respecto.

Por supuesto, cada posición encaja mejor con unas personas u otras. Lo ideal es acercarse a estas reflexiones y propuestas en libertad y centrado emocionalmente.

El desarrollo profesional

Este aspecto, lejos de ser sencillo, puede ser un gran problema para muchas personas y les puede crear frustración. Aquello que se dice «quiero ser futbolista», cuando uno es pequeño, suele variar con el paso de los años. ¿Qué hacer?

  • No se puede ser de todo (abogado, informático, piloto…). Es importante elegir.
  • En la medida de lo posible hay que optar por actividades profesionales que nos apasionen. Los hobbys suelen ser una pista de hacia dónde dirigir nuestros esfuerzos profesionales.
  • No hay que desistir frente a los fracasos. Lograr una carrera estable lleva tiempo y esfuerzo.

Lo que hay fuera de mí

Perder el miedo a hablar en público

Mientras que desarrollarse internamente se puede englobar en lo que se denomina una relación intrapersonal, desarrollarse hacia afuera tiene mucho que ver con las relaciones interpersonales. Es decir, lo que Ortega llama «mis circunstancias».

Hablar en público y la agorafobia

Las personas que se sienten cómodas hablando en público son la antítesis de las personas que padecen agorafobia o miedo a los espacios públicos. Hay niveles entre medias, pero aprender a relacionarse con los demás es todo un arte que requiere de varias aptitudes y capacidades:

  • Es recomendable ser humilde, especialmente ante los errores que uno pueda cometer.
  • Dejar atrás los remordimientos y la negatividad por los errores cometidos.
  • El desarrollo personal interno anterior es importante. Tener una baja autoestima de uno mismo dificulta enormemente presentarse ante el público.

Egoísmo y ayudar a otros

«Si no la salvo a ella, no me salvo yo», decía Ortega. Centrarse en uno mismo (individualismo) en detrimento del grupo , o al contrario, forma parte de un debate histórico que ha llegado a crear dos grandes corrientes políticas: liberalismo y socialismo. En la primera se proriza lo individual, y en la segunda, al grupo.

Más allá de la política, el excesivo individualismo o egoísmo puede ser beneficioso a nivel económico, pero no necesariamente provee de felicidad al individuo. Incluso lo puede aislar.

Dicen que los puntos medios suelen ser buenas zonas donde ubicarse. Por ello satisfacer las necesidades personales en equilibrio con la participación en la vida pública y ayudar, en la medida de los posible, a otras personas puede ser lo más sabio.

Aprender a ser tolerante

Decimos «Aprender» porque no se nace siendo tolerante sino que se adquiere esa virtud reflexionando, recibiendo una buena educación moral y, sobre todo, haciendo esfuerzos por ponerse en el lugar de las demás personas.

* * *

Como se puede ver, el desarrollo personal en positivo tiene muchos frentes. Así es la condición humana. Sin embargo, ese tener que estar alerta de nuestro comportamiento -cuando se logran vencer las resistencias y mejorar como persona- reporta beneficios de estabilidad emocional que hace que el esfuerzo merezca la pena.

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