Breve biografía sobre Gustavo Adolfo Bécquer y análisis de su obra
Aunque durante su periodo vital (Sevilla, 17 de febrero de 1836-Madrid, 22 de diciembre1870) Gustavo Adolfo Bécquer no llegó a ser un escritor famoso, tras su muerte y con el paso de los años, se ha convertido en el más alto representante del romanticismo español, ha inspirado a generaciones de artistas y escritores posteriores y cautivado a millones de lectores y lectoras del todo el mundo gracias a su estilo culto y refinado. De hecho, algunos poemas de Gustavo Adolfo Bécquer, repletos de magníficas metáforas y bellas descripciones, forman parte del acerbo cultural español, tanto entre aquellos y aquellas aficionados a la lectura como entre los que no.
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Biografía de Gustavo Adolfo Bécquer

Gustavo Adolfo Claudio Domínguez Bastida, más conocido como Gustavo Adolfo Bécquer, nació durante la regencia de María Cristiana, a mitad del Sexenio revolucionario, en la calle Conde de Barajas de la ciudad de Sevilla. Hijo del pintor José Domínguez Insausti y Joaquina Bastida Vargas, por parte de padre, descendía de una familia de nobles y comerciantes flamencos que se instalaron en Sevilla en el siglo XVI (el primero de ellos fue Guillermo Bécquer, natural de Meurs) y que contaban desde 1622 con su propia capilla y lugar de enterramiento en la catedral de la ciudad.
Además de Gustavo Adolfo, José y Joaquina tuvieron siete hijos más: Valeriano, Eduardo, Estanislao, Alfedro, Ricardo, Jorge y José.

Desde muy pequeño, junto a su hermano Valeriano, Gustavo se inclinó por las artes, ya que también su tío paterno Joaquín Domínguez Bécquer era pintor. No obstante, la vida de Bécquer no fue fácil, ya que su padre falleció en 1841 y su madre en 1847. Tras quedarse huérfanos, Gustavo y sus hermanos fueron adoptados por María Bastida, hermana de su madre, aunque fue realmente su hermano Valeriano, tres años mayor que Gustavo, quien se convirtió en el principal apoyo de Gustavo.
Continuando con la formación de Gustavo, éste ingresó en 1846 en el Real Colegio de Humanidades de San Telmo donde tuvo como profesor a Francisco Rodríguez Zapata y donde conoció al que fuera uno de sus mejores amigos: Narciso Campillo.
Tras un año en el colegio de San Telmo, éste fue desmantelado por el gobierno de Isabel II y Gustavo se fue a vivir a la casa de Manuela Monnehay Moreno, madrina suya y con un nivel de bienestar suficiente para contar con una buena biblioteca donde Bécquer, con 11 años, se inicio en la literatura. Al mismo tiempo, empezó a cursar estudios de pintura en el taller del pintor Antonio Cabral Bejarano, para luego hacerlo en el de su tío Joaquín.

Unos años después, aún en Sevilla, Bécquer comenzó a escribir en revistas como El Porvenir y La Aurora, hasta que en 1854, con 18 años se marchó a Madrid para comenzar su carrera en literatura; algo que no consiguió a las primeras de cambio teniendo que vivir unos años con pocos recursos. Es en esta época cuando comenzó a escribir zarzuelas y obras de teatro e inicia junto a su hermano, en un viaje a Toledo, el proyecto Historia de los templos de España.
En 1857, Bécquer empezó a trabajar en la Dirección de Bienes Nacionales. También por esta época, enfermó de tuberculosis, dolencia que se cree acabó con su vida años después. Con una salud débil, consiguió publicar el primer volumen de Historia de los templos de España, con las ilustraciones y dibujos de su hermano Valeriano. Este será el único volumen publicado.
En el año 1858, en la casa del músico Joaquín Espín, con el que había colaborado en una zarzuela, conoció a sus hijas Josefina y Julia. Aunque en un primer término se sintió interesado por Josefina, fue Julia, cantante de ópera, la que ejerció una fuerte influencia en el poeta hasta convertirse en su gran musa y amor platónico, ya que Julia acabó rechazándole.

Durante el año 1859 y 1860, Bécquer trabajó en revista La Época desempeñando las funciones de crítico. Tras dejar esta publicación y gracias a la mediación de su amigo Rodríguez Correa, entró a trabajar en el Contemporáneo, en el que escribiría hasta 1865 y donde llegó a ser director durante unos meses.
El año 1861 fue el año en el que Bécquer se casó con Casta Esteban y Navarro, al parecer tras un desengaño amoroso con otra mujer que durante un tiempo se creyó que era Elisa Guillén, un personaje ficticio. Del matrimonio nacieron tres hijos.

Durante el año 1863, Bécquer enfermó de nuevo de tuberculosis y, junto a su hermano Valeriano, se trasladó al Monasterio de Veruela, en el Moncayo zaragozano. En este lugar Bécquer trabajó en sus Cartas desde mi celda que se publicaron en el Contemporáneo.
Tras algo menos de un año en el monasterio, los hermanos Bécquer se trasladaron a Sevilla con sus familias. Las diferencias entre Casta Esteban y Valeriano hacían difícil la convivencia y en 1864, Bécquer aceptó el trabajo de censor de novelas en Madrid y se trasladó a la capital con su familia. Tras la desaparición del Contemporáneo en 1865, Bécquer se centró en su trabajo como censor y en la escritura de leyendas y poemas. Durante este tiempo, Bécquer descubrió que Casta le era infiel e, incluso, que su tercer hijo, Emilio Eusebio, podía ser de su amante. Bécquer y Casta acabaron separándose.

La crisis consiguiente provocó que la salud de Bécquer se resintiera e intentó buscar refugio en Toledo, donde residió entre octubre de 1868 hasta diciembre de 1869 junto a su hermano Valeriano.
De vuelta a Madrid, Gustavo recibió una oferta de La Ilustración de Madrid (fundada por Eduardo Gasset) para convertirse en su director y contar con la colaboración de Valeriano como dibujante. Sin embargo el 23 de septiembre de 1870, con apenas un artículo publicado, su hermano Valeriano murió de una afección de hígado, lo que provocó que Bécquer recayera de su enfermedad y abandonara el proyecto de convertirse en director de La Ilustración de Madrid. Aun así, dos meses después de la muerte de Valeriano, Bécquer se convirtió en director de la revista El Entreacto. Tan solo un mes después, sin que el poeta hubiera podido publicar nada en esta revista, el 22 de diciembre, gravemente enfermo, falleció en el número 23 de la calle Claudio Coello.

Tras su entierro en la Sacramental de San Lorenzo y San José, el 24 de diciembre de 1870, los amigos de Bécquer se reunieron en el estudio de pintura de Casado del Alisal, quien propuso reunir toda la obra del autor sevillano para publicarla. Un año después, en dos volúmenes, se publicaron las obras completas de Gustavo Adolfo Bécquer.
Características principales de la obra de Bécquer

Aunque la literatura de Bécquer encaja perfectamente en el movimiento romántico europeo y latinoamericano, a causa de su periodo vital, es considerado un posromántico, movimiento que se desarrolla en un tiempo en el que el realismo estaba en pleno auge tanto en España como en Europa. Esta es una de las razones por las que Bécquer no encuentra el aplauso del público de su tiempo, el cual había caído en los brazos de realistas como Campoamor o Echegaray, o aún giraban la cabeza a un romanticismo culto pero algo pomposo (ideal para la sociedad burguesa de la Restauración) de Espronceda o José Zorrilla.

En el caso de Bécquer –y otros escritores como Eulogio Florentino Sanz–, el romanticismo que fundamenta sus escritos no tiene su origen en Francia o Inglaterra, sino en el romanticismo alemán, especialmente de Heine, ensayista y considerado el último poeta romántico alemán e impulsor de una poesía más clara y con un lenguaje más sencillo, atributos principales de la poesía de Bécquer; e incluso de su prosa, cuyo ejemplo más alto y representativo son la recopilación Rimas y Leyendas, obra que inaugura la nueva lírica española.
Poesía
Bécquer solo cuenta con un libro de poesía: Rimas. El texto es una recopilación póstuma que publicó Augusto Ferrán y otros amigos en 1871, a petición del propio autor y con el título de El libro de los gorriones. Aunque las Rimas de Bécquer requieren de un estudio profundo, las características principales de la poesía becqueriana se pueden resumir en los siguientes puntos:
- Toda la obra poética de Bécquer mantiene un ritmo con rima asonante, excepto las rimas IX, XV, XX, XXVIN, XLVID, LID, LIV, LX, LXIV, LXIX, LXXII y LXXXV.
- A nivel métrico, predomina el endecasílabo y octosílabo, aunque también hay estrofas de verso corto que busca priorizar el ritmo.
- No hay un número fijo de versos, algo típico del romanticismo.
- Las temáticas principales de la lírica becqueriana tratan sobre: el amor correspondido o no correspondido; el enamoramiento y la separación; temas tétricos y la épica.
- Los versos becquerianos alcanzan un alto nivel metafórico y expresivo.
Prosa poética: cuentos y leyendas

En cuanto a las leyendas y cuentos, éstos se cuentan en 31, y las más famosas son El Monte de las Ánimas, Maése Pérez el organista, Ojos verdes, La ajorca de oro y El rayo de luna. Los ingredientes principales de estas piezas son el amor, el desengaño, la tentación, el pecado y el castigo. Además, la mayoría de las leyendas están revestidas de un enfoque fantástico y maravilloso (oscilación entre lo real y lo irreal) y hasta un cierto toque de terror gótico, lo que les otorga una atmósfera de irrealidad muy especial.
Estos ingredientes se pueden incluir en cinco temas principales que Bécquer utiliza en su prosa:
- Lo exótico y oriental.
- La muerte y el más allá.
- La brujería y los encantamientos.
- La religión.
- La espiritualidad animista.
Cartas, artículos y ensayos
Además de las leyendas, Bécquer publicó otra serie de escritos en prosa entre los que destacan Historia de los templos de España, obra juvenil que escribió junto a su hermano Valeriano y que exaltaba los logros de la cristiandad mostrando sus templos, cuando y cómo fueron edificados, la descripción de los mismos y el relato de tradiciones e historias relacionados con ellos.

La otra gran obra en prosa son sus artículos biográficos recogidos en Cartas desde mi celda, nueve cartas escritas desde el Monasterio de Veruela, a los pies del Moncayo, donde el autor se encontraba recuperándose de su enfermedad respiratoria. Estas cartas se publicaron de forma individual en “El Contemporáneo” durante el año 1864 y en ellas Bécquer trató sobre leyendas de brujas, la propia historia del monasterio, su enfermedad y otros temas vitales. Esta obra es muy importante para analizar el progreso estilístico de Bécquer.
Otra pieza del autor son las Cartas literarias a una mujer, cuatro textos fueron publicados de forma anónima y donde, a pesar del título, Bécquer trata en forma de diálogo un tema esencial para él: Qué es la poesía.
En cuanto a prosa, no hay que olvidar que Bécquer también fue articulista en publicaciones como La Época, El Entreacto y La Ilustración de Madrid, y director de periódicos como El Contemporáneo desde noviembre de 1864 a febrero de 1865. De hecho, la actividad periodística constituía su fuente de ingresos principal. Al día de hoy no se saben cuántos artículos escribió ya que la mayoría de ellos no los firmaba.
Teatro y zarzuela de Gustavo Adolfo Bécquer

Al igual que el Bécquer periodista, muchos de sus lectores no conocen al Bécquer como autor teatral. Sin embargo, el autor de Rimas y Leyendas (que se conozcan), escribió siete obras de teatro, seis de ellas zarzuelas. Las cinco primeras las firmó como Adolfo García, mientras que las dos restantes como Adolfo Rodríguez. Todas ellas están en verso y hay que destacar El Talisman, con música de Joaquín Espín y Guillén, pero que no llegó a estrenarse y que se descubrió en el año 2014 después de todo este tiempo en el que se creía perdida; y su primera obra La novia y el pantalón (1856), una comedia.
Bécquer como dibujante
Si hay una característica común en todos los textos de Bécquer es la plasticidad de su lenguaje, la cual logra crear auténticos lienzos con palabras. Ello se debe a que el autor también se formó como dibujante y pintor. De hecho, se crió entre lienzos ya que su padre y tío eran pintores, y durante toda su vida colaboró con su hermano Valeriano.
Además, Bécquer solía ilustrar poemas y relatos con sus propios dibujos los cuales conservan los ingredientes y temáticas de sus escritos. Un ejemplo es la serie Les morts pour rire. Bizarre:

Bécquer: algo más que un escritor bohemio
Aunque Gustavo Adolfo Bécquer ha pasado a la historia de la literatura como un escritor bohemio, atormentado, que murió joven y fracasó en el amor, a cada año que pasa y gracias a nuevas investigaciones, parece demostrarse Bécquer no fue tan “romántico” como muestran sus obras. De hecho, Gustavo y su hermano Valeriano estaban muy interesados en política y participaban de la vida pública de la España de su tiempo. En concreto, Gustavo había iniciado y promovido numerosos proyectos culturales. Además, como sostienen algunos, junto a su hermano Valeriano, realizó una serie de dibujos pornográficos y satíricos de la familia Borbón donde la reina Isabel y su marido participan en orgías. No obstante, el sesgo profundamente romántico de su literatura ha provocado que lectores posteriores hayan mezclado vida y literatura para convertir al autor en un escritor alejado de la realidad.
De lo que no cabe duda es que Gustavo Adolfo Bécquer se ha convertido en un gran impulsor de la lírica española y ha influenciado enormemente en otros grandes autores como Juan Ramón Jiménez, Luis Cernuda o Federico García Lorca.