Fake news y una hermenéutica para el lector
Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión.
Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948. Artículo 19. (1)
Benjamin Harris, en 1690 y en su Publick Ocurrences Both Forreign and Domestick, estableció con las siguientes directrices básicas un primer código deontológico periodístico con las obligaciones principales de un buen informador:
- Recoger y difundir las noticias con veracidad y exactitud.
- Acudir a las fuentes.
- Corregir los errores.
- Evitar la difusión de falsos rumores.
Sobra decir que este artículo no escapa a esta metodología y también debe estar sometido a la actitud hermenéutica del lector.
Contenidos
El peligro de censurar a los medios de comunicación
Pese a lo dicho anteriormente, internarse en un crítica constructiva al tratamiento de la información por parte del mundo periodístico es algo complejo. Y si es un gobierno quien se atreve a regular o prohibir la actividad de los medios de información, tal iniciativa puede llevarnos, aun actuando de buena fe, a uno de los pórticos hacia la dictadura. Así, la única acción tolerable de un gobierno democrático para evitar la desinformación en la ciudadanía es diseñar sistemas educativos donde los ciudadanos puedan adquirir una racionalidad crítica e ilustrada capaz de diferenciar lo objetivo de lo subjetivo en la difusión periodística.
Medios de información y los derechos de los lectores
El respeto a la libertad periodística no evita, sin embargo, y bajo el amparo de la propia libertad de expresión, declarar con toda legitimidad que no todos los informadores se acogen a su propia ética deontológica y metodología de trabajo y nos hacen sospechar que sirven más a unos determinados intereses -personales o colectivos- que a la correcta difusión de la información.
Por otro lado, la libertad de elección de los lectores tampoco justifica ni exime a los profesionales de la información de sus responsabilidades como informadores dentro de su propio marco deontológico.
También es una realidad la diferencia de información objetiva y de opinión dentro del ámbito periodístico. Un posible malentendido en este sentido se evitaría comenzando, por parte del periodista, con un juicio de intenciones: declarar y prevenir que el texto ofrecido pertenece al ámbito de su opinión individual -o de su grupo editorial- y no a la difusión objetiva de información.
Como se puede apreciar, la cuestión es compleja. Tanto, que hay que buscar un análisis del fenómeno desde otra posición: la del lector, oyente o televidente, recomendándole y -recomendándonos- una actitud más práctica para luchar contra la desinformación y manipulación simbolizada en las llamadas fake news. Una hermenéutica para el lector promoviendo rechazar la aceptación de una información con espíritu sacro, para hacerlo con una visión más crítica.
Hermenéutica clásica y evolución

En un principio, la hermenéutica constituía una metodología para la interpretación de los textos sagrados, si bien, tiempo después, el término se ha generalizado para la interpretación científica de cualquier texto clásico.
Ya en el siglo XX, filósofos como Dilthey y Schleiermacher aplicaron esta metodología a las ciencias del espíritu identificándola como una tarea que asimila e intenta comprender las distintas formas de cultura. Con ello, son Heidegger y, sobre todo, Gadamer, los que convierten la hermenéutica en una determinada concepción ontológica de la realidad. Como el propio Heidegger afirma:
Comprender es la sustancia de toda manifestación humana; el modo propio de ser del hombre es existir como intérprete o desvelador del ser. (2)
Una hermenéutica para el lector de hoy
Pero centrándonos en Scheiermarcher y su propuesta para «un arte de evitar malentendidos» en una hermenéutica universal, pudiera ser ésta aplicable a la actitud de un lector de hoy a la hora de enfrentarse a cualquier texto de cualquier tiempo y fuente. A priori, dos recomendaciones:
- La aproximación y comprensión de un texto informativo debe realizarse de forma autónoma.
- La actitud hermenéutica debe tener en cuenta dos fases: la lectura objetiva del texto y una posterior subjetiva.
Si tras una primera lectura objetiva (gramatical y de los datos emitidos) aparece la confusión o desconfianza en el lector, hay que pasar a la lectura subjetiva del texto. Es decir, considerar los prejuicios o intereses del periodista en la difusión informativa, o la obligación -por mandato de una línea editorial determinada- a «ajustar» su texto.
Ahora bien, el malentendido que puede provocar el emisor de la información también puede ser involuntario. Recordemos los consejos de Benjamin Harris:
- Recoger y difundir las noticias con veracidad y exactitud.
- Acudir a las fuentes.
- Corregir los errores.
- Evitar la difusión de falsos rumores.
En ambos casos, sólo una actitud hermenéutica y crítica por parte del lector nos puede ayudar a desvelar errores en el texto o, ir más lejos, y descubrir los prejuicios e intereses del periodista a la hora de argumentar la noticia.
¿Cómo alejarse de las fake news?
Para fortalecer la ética del lector, televidente u oyente cuando se enfrenta a un texto periodístico es necesaria una actitud activa por parte del mismo, pero es una posición más productiva y enriquecedora si se quiere estar bien informado. Además de los que nos recomienda Scheiermarcher, no está de más tener en cuenta estas precauciones:
- Comparar varias noticias sobre un mismo fenómeno.
- Conocer la línea editorial de cada medio de información. La afiliación política, religiosa o empresarial existe en el mundo del periodismo.
- Tener claro cuando se lee un texto de opinión o uno informativo.
- No quedarse sólo con los titulares de una noticia. Hay en ellos cada vez más marketing y reduccionismo.
En el plano puramente práctico y cotidiano, un ejemplo de espíritu hermenéutico es más que recomendable cuando nos informamos a través de redes sociales donde, desgraciadamente, se difunden numerosas fake news o titulares periodísticos sin ninguna vocación informativa.
Aproximación a una conclusión
De nuevo hay que insistir en la dificultad de hacer una crítica al informador, ya que esto nos coloca muy cerca de cuestionar la libertad de expresión, bandera que el mundo periodístico ha izado con actitudes valientes. Sin embargo, no podemos ser ingenuos. La condición de periodista, en principio, debiera otorgar fidelidad a esa bandera, pero será cada individuo quien definirá su modo de estar en el mundo. Muchos periodistas se han ganado sus medallas arriesgando e incluso perdiendo sus vidas para salvaguardar el derecho a la libertad de expresión, lo que no implica que sólo, por la condición de ser periodista, se hereden esos méritos.
Yo os pregunto -indica el escritor portugués- si no os parece que, a lo largo de estos miles de años desde Platón, jamás en la historia de la humanidad estuvimos tan en la caverna de Platón como ahora.
José Saramago, entrevista en El País, Madrid, España, 10 de octubre de 1998.
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Notas:
- (1) http://www.un.org/spanish/aboutun/hrights.htm
- (2) Diego Sánchez Meca, Teoría del conocimiento, Madrid, Dikinson, 2001. pp 485, «La hermenéutica como metodología de la interpretación», Capítulo XII.
Bibliografía
- Diego Sánchez Meca, Teoría del conocimiento, Madrid, Dikinson, 2001.
- Eduardo Bustos, Filosofía del lenguaje, Madrid, UNED, 1999.