lunes, septiembre 25, 2023
Filosofia

Dimensiones de nacionalismo (con o sin estado)

Introducción

Frases de Kant

Aunque desde los albores de la humanidad, los grupos humanos se han sentido afines a una nación, imperio o región concretas; o al principio de la Edad Moderna se sentaran las bases de las naciones actuales, no es hasta el siglo XIX cuando el nacionalismo se convierte en una ideología que “concibe la Nación [(con fronteras delimitadas)] como sujeto de soberanía y fundamento del Estado”. Esta ideología tiene un pilar importante en Kant que, como ilustrado, propone teóricamente este movimiento como un principio de liberación para el individuo que también puede aplicarse a pueblos y naciones.

Además, esta nueva ideología se desarrolla en función de otras posiciones o hechos acaecidos en el siglo XIX:

  • Las invasiones napoleónicas aumentan el sentido nacionalista en regiones como España o Rusia.
  • El movimiento socio-cultural romántico dota de sentimiento al nacionalismo.

Desde el punto de vista filosófico, hay que valorar estos principios para comprender la ideología nacionalista:

  • El nacionalismo llama a la identidad antes que a la voluntad: se pregunta por el quién debe formar una nación y no tanto por el cómo debe organizarse la misma.
  • Aunque el nacionalismo no se muestre de forma explícita, siempre impregna a las demás ideologías.
  • Como ideología, el nacionalismo tiene un principio esencial: a cada Estado una nación, a cada Nación un estado, por eso el nacionalismo crea la Nación, y no al revés.

A diferencia de lo que se cree, el nacionalismo como ideología no es necesario en dictaduras o en monarquías donde el dictador o el rey aseguran la unidad del estado. Por el contrario, es cuando hay reconocimiento mutuo entre gobernantes y gobernados cuando aparece el nacionalismo. Ese “nosotros” colectivo se desarrolla desde el sufragio censitario al democrático.

Michael Billiig
Michael Billig

De lo dicho anteriormente, y en relación a la nación moderna y el desarrollo del nacionalismo como ideología, se infiere que éste es inamanente al Estado Liberal y evoluciona cuando un grupo de individuos se aglutina en torno a un conjunto de costumbres, rutinas, creencias ideológicas, sentimientos y símbolos que se asumen consciente o inconscientemente y que, de hecho, sostienen al Estado-Nación. Según Michael Billig, hablamos de un nacionalismo interiorizado, nacionalismo banal.

No obstante, la ideología del nacionalismo también se ha manifestado de forma negativa, especialmente en periodos de crisis. En esos momentos, el nacionalismo se ha llegado a imponer con fuerza y, a veces, utilizando la manipulación y la violencia, como retrata Benedict Anderson en Imagined Communities.

En relación de naciones que han destacado por desarrollar esta ideología, contamos con el nacionalismo norteamericano, el alemán, el japonés, el ruso y el chino, los cuales, en los últimos 100 años, han definido el orden internacional. En el caso de las radicalizaciones del siglo XX, además del caso de los nacionalismos alemán y japonés), el enfrentamiento entre los nacionalismos estadounidense y soviético de la Guerra Fría o el conflicto de los Balcanes, han hecho reflexionar y tomar acciones en el plano del Derecho Internacional para frenar esa radicalización y defender los Derechos Humanos y el respeto a las minorías de cara al siglo XXI.

Volviendo al terreno de la filosofía política, decir que el nacionalismo es una ideología de doble dirección que enfrenta a nacionalismos consagrados como Estados-nación y nacionalismos de oposición demandantes de un Estado propio, independiente y soberano. Para equilibrar esta dialéctica, solo ha servido la democracia, que ha permitido truncar el instrumentalismo estatal del concepto de Nación, reconociendo su pluralidad y abandonando el Estado mononacional

El concepto de nación

Ernest Gellner
Ernest Gellner

El nacionalismo, como ideología, tiene un origen definido o creadores y no aspira a ser universal porque, precisamente, no hay un nacionalismo universal. En relación a este punto, Gellner escribió:

Las naciones y los estados son contingentes, en el sentido que se dan en ciertos momentos históricos y en ciertos lugares. No obstante, la ideología del nacionalismo sostiene que son una misma contingencia, pero han surgido de forma independiente:

  • El Estado surgió sin ayuda de la Nación.
  • Algunas naciones surgieron sin tener un Estado propio.
  • Aunque la idea normativa de Nación moderna bien pudo requerir de la existencia previa del Estado.

Se ha intentado definir el término Nación/nacionalidad en muchas ocasiones. Aunque hay varias interpretaciones, cuatro son los puntos básicos:

  • La Nación/nacionalidad es una comunidad con un sentimiento identitario común y de pertenencia mutua.
  • Es una comunidad que tiene una historia y cultura compartidas.
    • Toda Nación necesita de un pasado común (Renan).
    • Hay elementos culturales comunes que identifican una nación como el idioma, la religión o el folklore.
    • También, el Estado-Nación moderno ha surgido a raíz de una demanda de uniformidad (J.Gray) al enfrentarse o mezclarse a otras culturas.
  • La nación como comunidad política.
    • Españoles, franceses o británicos se hacen y no nacen, por lo que la contraposición entre Nación Cívica y Nación étnica, especialmente tras los nacionalismos totalitarios del siglo XX carece de sentido actualmente.
    • Pese a lo dicho anteriormente, no hay ningún Estado que no sea nacionalista y que no corra el peligro, basándose en la idea de una Nación étnica, de convertirse en un estado totalitario.
    • De forma general, la Nación moderna posee dos caras: una cultural y otra política o comunidad que expresa una voluntad de compartir la vida bajo el mismo gobierno.
    • Aunque se entiende que la Nación tiene un pasado, es el presente el que la define por el hecho de que los ciudadanos consienten esa Nación. Algo así como un plebiscito diario.
  • Nación como comunidad que se desarrolla y autodetermina a través del Estado.
    • Hablamos de una comunidad de personas que no se conocen entre sí pero que comparten un imaginario nacional; una comunidad imaginada según B. Anderson.
    • La educación y la transmisión cultural alimentan esta comunidad imaginada que encuentra su límite al enfrentarse a otras naciones.
    • El sentimiento compartido de una comunidad es una de las características de una Nación que se manifiesta de facto en un Estado (M. Weber).
    • Por último, la Nación cultural y política se concretan en una forma jurídica como es el Estado. En este sentido, el nacionalismo apoya esa tesis, siempre y cuando, exista congruencia la unidad nacional a nivel cultural (y todo lo que ello implica) y la unidad política y jurídica.

Las divisiones y fracturas de las Naciones políticas

Tanto la nacionalidad jurídica como la cultural se producen o se consiguen más allá de una voluntad subjetiva de sus miembros. Por el contrario, la nación política es una opción plenamente subjetiva que se sustenta en el sentimiento y la propia voluntad de los miembros, lo que convierte a esa voluntad y emoción en el pilar fundamental del nacionalismo.

En relación a la historia del liberalismo, la aparición de los Estados liberales hizo que la Nación política fuera la burguesa. Tanto el tipo de sociedad como los principios liberales del estado coincidían creando un organización social cohesionada e igualitaria.

Debido a la evolución del estado liberal, se fueron produciendo mutaciones y rupturas en el nacionalismo que ha llevado al concepto de Nación política hacia la pluralidad. Las dos divisiones o fracturas más importantes en la uniformidad de la Nación política y de la igualdad entre los ciudadanos son:

  • Desde el punto de vista externo, los cambios en los límites territoriales.
  • A nivel interno, cambios en la división social del trabajo y de las clases sociales.

Siguiendo con la evolución del liberalismo y la legitimación de la Nación política, hay dos casos de interés:

  • Legitimación de una Nación política en la voluntad y secesión. Es el caso de Estados Unidos que, aún compartiendo los mismos valores liberales e ilustrados que el estado del que se separa, decide hacerlo.
  • Legitimación de una Nación política en la identidad, como la unificación alemana o italiana de regiones que se dan cuenta de que comparten aspectos históricos y culturales en común.
Wilhelm Friedrich Hegel
Wilhelm Friedrich Hegel

La autodeterminación y constitución de Estados propios como los mencionados, generalmente, se han producido por iniciativa de unas élites políticas que han liderado los movimientos populares.

En el caso de la Nación dividida, el Estado, y conforme a la concepción de Hegel, es un ente absoluto que pone por encima de las diferencias culturales internas de la Nación su propia unidad y homogeneidad. Hay naciones dentro de estados, pero no estados dentro de otros estados.

Por último, afirmar que el nacionalismo, en los últimos doscientos años ha impregnado a las demás ideologías, tanto a través de las iniciativas de secesión y liberación nacional (hacia fuera) como a través de las revoluciones internas. En ambos casos, el modus operandi para conseguir sus objetivos ha sido el mismo:

  • Se han apoderado de los intereses generales y de los símbolos nacionales.
  • La lealtad nacional ha estado por encima de otras lealtades e ideologías políticas, hasta llegar a utilizar a éstas para conseguir llegar a gobernar el estado.

El estado, el nacionalismo y sus fases

Desde el punto de vista antropológico, la concepción del ser humano en la Edad Moderna es la de alguien modular (que se adapta) y nacionalista. En cuanto a nivel político, liberalismo y nacionalismo van de la mano y configuran el estado liberal del siglo XVII. En este sentido, el concepto de Nación (en el estado liberal) sustituye al absolutismo monárquico. No obstante, no todos los liberalismos se llevan bien con el nacionalismo. A saber:

  • Banderas UE España CatalunyaEl liberalismo económico es totalmente compatible con el nacionalismo siempre y cuando éste respete las libertades negativas (individuales).
  • Por el contrario, el liberalismo republicano y, en general, la democratización de los estados liberales, han puesto en duda las derivaciones del nacionalismo hacia el autoritarismo, ya que el nacionalismo no siempre ha respetado los valores democráticos.

La crítica de los republicanos liberales se justifica en que el nacionalismo (incluso el más democrático) prioriza la lealtad nacional sobre otras lealtades. Los defensores de esta posición afirman que ello es compatible con otras lealtades como la democrática o en nacionalismo multinivel (Cataluña, España y Europa), aunque también es cierto que esos nacionalismos, puestos en práctica, no son tan tolerantes con la compatibilidad entre lealtades.

En relación a las fases del nacionalismo, David Held sostiene que el Estado-nación en su vertiente democrática contó en sus inicios con el propio nacionalismo como motor principal, aunque no hay que olvidar que algunos estados, en esos procesos, degeneraron convirtiéndose en dictaduras.

En este sentido, Charles Taylor intentó explicar el porqué de que el nacionalismo pueda llegar a coartar la libertad, afirmando que la gran dificultad que posee el nacionalismo es que busca cumplir con los tres pilares de Edad Moderna (bienestar, derechos y autogobierno) exclusivamente dentro de la Nación, lo que implica:

  • Que para hacerlos realidad, es necesario promover homogeneidad cultural y lealtad patriótica, lo que puede ir en contra de la diversidad cultural que el propio estado posee o su plurinacionalidad.
  • Por otro lado, nación y autodeterminación están ligados, aunque persista la discusión sobre qué es la Nación y quién es el sujeto que quiere la autodeterminación.
  • En cuanto a la autodeterminación, en la transición actual, hay que tener en cuenta que tanto el uso del concepto está decreciendo como que todavía éste sigue siendo la referencia y el principal objetivo de los movimientos nacionales.
Thomas Hobbes
Thomas Hobbes

De forma más concreta, en torno a las fases de los estados nacionales, podemos extrapolar los principios y reflexiones que realizó Hobbes en el siglo XVII, para diferenciar 5 al día de hoy:

  1. Periodo entre los siglos XVI – XVIII: La creación de los primeros Estados-nación europeos occidentales como España, Francia o Inglaterra.
  2. Durante los siglos XVIII – XIX: se produce la independencia de Estados Unidos y resto de países americanos pertenecientes al imperio español.
  3. Segunda mitad XIX – 1er 1/3 XX: la aparición de nacionalismos europeos tardíos y que dieron lugar a nuevos estados:
    1. Por unificación: Alemania e Italia.
    2. Por secesión: Noruega y la disolución del Imperio austrohúngaro.
    3. Nacionalismo expansionista de Japón.
    4. Segunda fase de independencia de las colonias: Commonwealth of Nations.
    5. Nacionalismos sin Estado: Irlanda, Cataluña, Euskadi, Escocia,…
  4. Durante el periodo de entreguerras y la Guerra Fría se extiende el nacionalismo a otros
    continentes:

     

    1. Emancipación de antiguas colonias europeas como Egipto, India, Indonesia o
      Argelia.
    2. El caso de Israel es un caso paradigmático porque va a referenciar nuevos casos de
      conflictos nacionalistas.
    3. La aparición de nacionalismos bajo el amparo de los bloques capitalistas y
      comunistas, que separarán el mundo.
    4. Por último, tras la caída del imperio soviético da inicio un nuevo movimiento
      neonacionalista de las antiguas repúblicas soviéticas.
Anthony David Stephen Smith
Anthony David Stephen Smith

Dicho lo cual, ¿cabe una nueva ola nacionalista de naciones sin estado? Anthony David Stephen Smith afirma, en relación a la ideología del nacionalismo, que existe una linea roja entre la “Toma de la Bastilla” y la “caída del muro de Berlín”, y que durante esos dos siglos, los movimientos de liberación nacional nacieron de crisis imperiales, procesos de descolonización y de la propia tensión entre fuerzas hegemónicas. Una sexta oleada se nacionalismos es difícil al no darse unas condiciones similares.

Tras las fases del nacionalismo, como apunta Hetcher, hay que reconocer las limitaciones del mismo como el caso del nacionalismo sobre bases religiosas (sionismo), o países americanos donde las élites promueven el nacionalismo por intereses económicos.

Por último, destacar los tipos de nacionalismos que se infieren de lo escrito anteriormente:

  • Nacionalismo de Estado.
  • Nacionalismo periférico, que rechaza integrarse en Estados ya preexistentes.
  • El llamado Nacionalismo irredento y expansionista que pretende anexionarse poblaciones bajo la misma identidad nacional, como el caso de la Unión Soviética.
  • Nacionalismo unificador, sobre un territorio culturalmente homogéneo pero políticamente dividido, caso de Irlanda.

Nacionalismo y autodeterminación

En cualquiera de los casos de nacionalismo mencionados, la autodeterminación nacional es exclusiva y excluyente, ya que en una nación solo cabe una autodeterminación. Por ello, ésta y el concepto de soberanía son equivalentes.

De esta realidad, dado que el territorio es finito y que no existe una definición objetiva del concepto Nación, en aquel estado donde hay más de una Nación o sentimiento nacional, surge el conflicto, lo cual desemboca en una contradicción.

  • Como se ha dicho, el nacionalismo ha servido y sirve para la creación del Estado Nacional.
  • Pero al mismo tiempo, ese estado realizado no permite en su seno o cuestiona que otros nacionalismos sin estado desemboquen políticamente en estados.

Para los casos de nacionalismos sin estado, alcanzar convertirse en estado, vendrá de la mano de crisis como:

  • Desmembramiento de un imperio o caída del sistema político (caso de la Unión Soviética).
  • Conflicto bélico que afecte a ese Estado, como en el caso de Yugoslavia.
  • Intereses de terceros países y potentes por disolver un estado.

Decir, que los casos anteriores se han producido al final de las dos guerras mundiales (1918 y 1945) o la caída del Muro de Berlín.

En relación al concepto de autodeterminación, hay que decir que no hay que confundir la autodeterminación de hecho con la autodeterminación de Derecho: se autodetermina quien puede no quien quiere. En este sentido, en la mayoría de los casos, el Estado no permite otros nacionalismos que no sean el basado en el sentimiento nacional. Aunque, al mismo tiempo, es inspiración para las aspiraciones de otros nacionalismos.

Finalmente, decir que para romper este círculo vicioso donde un estado no permite la creación de otros estados dentro de su territorio, y dado que el planeta tierra es finito, habrá que confiar en la evolución y cambio del paradigma del Estado Nacional.

Pluralismo nacional y federación democrática

Sir Isaiah Berlin
Sir Isaiah Berlin

Sin duda alguna, como ya se ha dicho antes, el nacionalismo es la ideología más importante de la modernidad y nos define a todos como patriotas y ciudadanos, con derechos y deberes y que, según Sir Isaiah Berlin, incluye:

  • La creencia en la necesidad de pertenecer a un Estado.
  • El convencimiento de que la comunidad nacional es un órgano que relaciona a todos sus miembros.
  • La diferenciación entre el nosotros nacional y el resto de naciones.
  • Se prioriza la lealtad nacional.

Pese a las contradicciones que hemos mencionado anteriormente acerca del nacionalismo, éste también tiene sus virtudes. A saber:

  • Logra promover la solidaridad a nivel nacional.
  • Propicia la liberación nacional en el caso de regiones oprimidas.
  • Se ha constituido como una fuerza capaz de movilizar a la gente con más fuerza que otros motivos como la propia religión. Por eso se dice que se ha convertido en el dios moderno, por el que hasta se da la vida.

Aunque también tiene sus defectos:

  • En muchos casos no ha resuelto las divisiones internas, sino que las ha ocultado, y hasta
    instrumentalizado.
  • Ha promovido la división entre naciones, sirviendo de germen para el totalitarismo y
    liderando la expansión imperialista.
  • Los enfrentamientos bélicos más terribles de nuestra historia tienen su origen en el
    nacionalismo: Primera y Segunda Guerra Mundial, el holocausto o los genocidios de los Balcanes.

Todo ello nos deja a principios del siglo XXI en un mundo que se enfrenta a la disyuntiva entre el viejo orden mundial y el nacionalismo y una nueva forma de gobierno mundial y el federalismo como propuestas de estado. Además, hay otros problemas que ya no se solucionan de forma local y con los estados, sino que demandan una respuesta global. A saber:

  • La influencia trasnacional es evidente a la vez que la expansión del modelo democrático, lo cual es una esperanza, aunque todavía quede mucho por hacer.
  • Promocionar el derecho internacional y un gobierno mundial o supraestatal que constituyan un nuevo orden es cada vez más necesario. Pese a que se ha avanzado en este terreno (Naciones Unidas), aún habrá que esperar para que ese gobierno internacional sea efectivo y eficaz.
  • El nacionalismo ha servido para crear un mundo de estados nacionales. Ahora es el momento de exigir solidaridad entre naciones, caso de la Unión Europea.

En cuanto a los Estados Nación, es necesaria su democratización así como mejorar el pluralismo nacional interno. Para ello, es conveniente observar estos puntos:

  • Abrir un debate sobre qué es Nación y desvincular la equivalencia del concepto con estado.
  • Dotar de mayor libertad de expresión en la Nación real puede moderar el nacionalismo y favorecer el federalismo.

Esa nueva transición puede tener en el federalismo a su gran protagonista como ideología que sustituya a la del nacionalismo. Contrariamente a lo que el conservadurismo opina, federar es unir y no separar. Gracias a su carácter democrático (elegido por el pueblo) y liberal (flexible) permite la resolución de muchos conflictos nacionales. Por ejemplo:

  • A nivel interno, reconoce el autogobierno de distintas regiones en Estados.
  • Hacia fuera, posibilita la unión entre naciones a nivel federal.

Para que esto ocurra y el federalismo pueda conseguir estos objetivos, es necesario superar viejos conceptos como Estado Nacional, República indivisible o soberanía nacional. Un ejemplo existente son las constituciones federales de EEUU y Suiza (promovidas por Montesquieu y Tocqueville) las cuales se componen de la unión de estados, permite la división, pero, por el contrario, están fuertemente unidas.

También es importante hacer crítica del propio federalismo que, en muchas ocasiones, se ha sometido al nacionalismo de estado, la corriente política de turno o el modelo de estado dominante. El federalismo no será una ideología que evolucione el mapa político actual sino se descontamina de otras ideologías y vuelve a sus principios básicos como la soberanía divisible y compartida.

Así, se conseguirán los objetivos de la Federación política, que son la unión en la diversidad, la construcción de un demos plurinacional y la multiculturalidad entre ciudadanos iguales y libres.

Más información:

Ciudad y ciudadanía fernando-quesada
Ciudad y ciudadanía fernando-quesada

Opiniones

Jesús Sordo Medina

Programador informático, redactor y director de homohominisacrares.net